El tratamiento del dolor en las articulaciones ha evolucionado significativamente, con un creciente enfoque en métodos no invasivos. Estos enfoques ofrecen una alternativa efectiva y menos agresiva comparada con la cirugía, siendo ideales para aquellos que buscan alivio sin someterse a procedimientos invasivos.

La fisioterapia sigue siendo uno de los pilares en el tratamiento del dolor articular. Mediante ejercicios específicos, masajes y otras técnicas, ayuda a mejorar la movilidad, fortalecer los músculos alrededor de las articulaciones y reducir la inflamación. La terapia manual, en particular, puede ser muy efectiva para mejorar el rango de movimiento y aliviar el dolor.

La hidroterapia, que implica ejercicios en agua, es especialmente beneficiosa para el dolor articular. El agua proporciona resistencia y soporte, permitiendo realizar ejercicios que podrían ser dolorosos o difíciles en tierra.

Avances tecnológicos como la terapia con láser de bajo nivel y la ultrasonoterapia están ganando popularidad. Estos métodos utilizan luz láser o ondas de ultrasonido para tratar el dolor y la inflamación, estimulando la curación de los tejidos sin necesidad de cirugía.

La acupuntura, un método tradicional chino, se ha integrado cada vez más en el enfoque occidental para el tratamiento del dolor articular. Mediante la inserción de agujas en puntos específicos del cuerpo, se busca aliviar el dolor y mejorar la función articular.